27 de junio Presidencia

“A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde […]
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y el muslo con el asta desolada
a las cinco de la tarde”.
Estás eran parte de las estrofas del poema de García Lorca, que fueron recitadas por Rubén Castillo en
el dial de Radio Sarandí el lunes 9 de julio 1973, en julio gélido, que solo hacía presagiar la larga noche
oscura y fría que viviría nuestro país por los próximos 12 años.
La jornada del 9 de julio fue el cierre de una heroica resistencia que se inicia el propio 27 de junio del
73 ante el golpe de estado iniciado por el Presidente Juan María Bordaberry en connivencia del dictador
con las fuerzas armadas, pero también con varios civiles que dieron su apoyo al golpe, instaurando así
un régimen dictatorial civil-militar
En la madrugada de esa jornada se reunió el secretario de la Central Nacional de Trabajadores (CNT)
para poner en marcha la huelga general, decisión que ya había sido tomada previamente por la central,
en el entendido que ante un quiebre institucional de tal magnitud, los y las trabajadoras debían hacer
sentir su voz, ocupando los puestos de trabajo y yendo hacia la huelga general a lo largo y ancho de la
República.
Esto implicó el desarrollo de una organizada lucha en todas las fábricas, las oficinas, los galpones de los
ómnibus, los Bancos, los sanatorios, los liceos, las facultades, para la instrumentación de la decisión de
la central.
POR UNA EDUCACIÓN POPULAR
UNIDAD, SOLIDARIDAD y LUCHA
AFUTU – CSEU – PIT – CNT
Cómo mencionamos antes la huelga se extendió por todo el país, en particular en los centros
industriales por ejemplo en el litoral del país. Departamentos cómo Paysandú, que por la época tenía
una fuerte concentración industrial (Paycuero, Paylana, Famosa, Aceiteras del Uruguay, Norteña,
etcétera) y claro está en el área metropolitana, particularmente en Montevideo que tenía, cómo hoy, la
mayor concentración industrial del país y por tanto eran donde los centros de grandes concentraciones
de trabajadores y trabajadoras tenían un lugar de preponderancia.
Podríamos citar miles de casos, de las ocupaciones en dicha zona. Mencionaremos solo dos. Por un
lado, las ocupaciones de los galpones de Alpargatas del Uruguay, de la industria textil, en dónde tenía
un fuerte componente femenino. En este sentido es importante reivindicar la figura de las compañeras
trabajadoras de esas fábricas, reivindicando por ejemplo a la compañera Jorgelina Martínez y en ella
miles de anónimas de compañeras que instrumentaron dicha huelga.
Y en segundo caso la ocupación de la planta industrial de ANCAP y en este sentido, lo trascendental de
dicha ocupación por parte de los y las trabajadoras de FANCAP, por lo estratégico de dicha, llegándose
incluso a “apagar” la llama de la torre de la fábrica de la teja, tal vez y sin tal vez, está sería una señal
simbólica de una luz que se apagaba para los destinos del país y que costaría mucha lucha, muchas
torturas, muchas muertes, muchos compañeros y compañeras desaparecidas, volver a hacer encender
esa luz de esperanza y de lucha.
Durante 15 largas jornadas la clase obrera mantuvo en los más alto el rol del sindicalismo en nuestro
país, con dificultades de todo tipo, con continuas desocupaciones, con la represión como método
extendido a lo largo y ancho del país, con la tortura cómo método de obtener información y con la
encarcelación de los y las trabajadoras dónde incluso tuvieron que transformar el viejo cilindro en un
gran centro de detención.
POR UNA EDUCACIÓN POPULAR
UNIDAD, SOLIDARIDAD y LUCHA
AFUTU – CSEU – PIT – CNT
Aquellos “rinocerontes” rabiaban y renegaban ya que decían y repetían no entender como las fuerzas
represivas a su mando, realizaban las desocupaciones y había puebladas de gente, apoyando las
ocupaciones y dónde se realizaba nuevamente esas ocupaciones.
Esos “rinocerontes” nunca entendieron la fuerza y la contundencia de la clase trabajadora.
Hoy, a 50 años de aquéllas luchas, es importante que la clase trabajadora logré tomar en cuenta la
contundencia de aquellas épocas y en este sentido entender cuál es el rol al que siempre está llamada
la clase trabajadora organizada.
Hoy como ayer deberemos entender que solo la organización, la lucha fraterna, la defensa de las causas
justas, la movilización, todo esto en el respeto más amplio de la lucha organizada, ya que los y las
compañeras de aquella huelga general nos demostraron que, si aquella huelga fue grande, fue porque
lograron tomar medidas respetadas por todos y todas, respetando las orgánicas sindicales.
Es claro que en el contexto que se encuentra nuestro sindicato es un momento excelente para usar
como fuente de inspiración los hechos del 73’. A 50 años del golpe civil militar y de la heroica huelga
general de la CNT, se cumplen también 40 años de la fundación de nuestro sindicato de AFUTU y de
toda la complejidad en su fundación como sindicato nacional que representa a todos los y las
trabajadores de la Utu sin distinción entre sus labores.
Es hora de retomar esa gran historia de unidad y de organización en la lucha, de cara a la actualidad y
al complejo panorama en el que nos encontramos.
Deberemos honrar la historia de nuestro movimiento sindical.